Speak No Evil
Hace dos años, en @motelx, nos sentamos a ver la versión original de Speak No Evil, y vaya que dejó una impresión duradera. Avancemos rápido al 2024, y aquí estamos de nuevo, viendo el tan anticipado remake de Blumhouse. Este momento de ciclo completo fue emocionante, aunque debo admitir que me acerqué con un poco de escepticismo.
Speak No Evil fue, sin duda, una de nuestras películas favoritas de 2022. Nos perturbó hasta lo más profundo por lo increíblemente “real” que se sentía. Así que, cuando escuché sobre el remake americano, me preocupé. ¿Podrían capturar ese mismo ambiente crudo e inquietante? Sabía que una producción estadounidense tal vez no iría tan lejos como la original, y eso me causaba curiosidad, pero también cautela.
El original Speak No Evil te golpea como un puñetazo en el estómago: no sales del cine con una sonrisa. El peso emocional se queda contigo mucho tiempo después. Sin embargo, el remake se desarrolla de manera un poco diferente. Es más predecible, pero gracias a la impresionante actuación de James McAvoy, aún sales del cine satisfecho, aunque de una manera completamente distinta.
McAvoy ha dominado el arte de hacer que lo ordinario se sienta inquietante. Desde Split, ha traído esta energía minimalista y escalofriante a sus papeles, haciéndolos sentir siniestros sin exagerar. Continúa esa tendencia aquí, ofreciendo una actuación que es tanto sutil como amenazante.
En esencia, la historia sigue siendo la misma: esta situación tan aterradora le podría pasar a cualquiera. Lo que ha cambiado son algunas motivaciones de los personajes y cómo manejan los eventos, lo que altera el tono y el desenlace final. El resultado es una versión fresca que, aunque menos impactante que la original, aún ofrece bastantes emociones.
Si bien McAvoy brilla con fuerza, el resto del elenco está a su altura. Mackenzie Davis, Scoot McNairy y Aisling Franciosi se alimentan de su energía, creando un conjunto sólido que mantiene la tensión al máximo. Alix West Lefler y Dan Hough, las dos jóvenes estrellas, crecen en sus roles, haciendo que los giros de la película sean aún más creíbles.
James Watkins fue una elección intrigante como director, y después de ver la película, entiendo por qué. Esta versión es una bestia diferente a la original de Christian Tafdrup, adaptada más para una audiencia estadounidense. Watkins aporta su propio conjunto de habilidades para hacer de este remake algo más que una simple copia, sino una reimaginación envolvente.
Al final, todavía diría que el original tiene un impacto mayor, pero este remake no se queda atrás. Es un viaje divertido y emocionante que se sostiene por sus propios méritos.
¿Y tú qué opinas de los remakes? ¿Prefieres una recreación fiel o disfrutas cuando un director le pone su propio toque creativo?